martes, 4 de octubre de 2016

Super Arquitecto

Antes de que comiencen esta, amena y entretenida lectura (al menos eso es lo que espero) quiero avisarles que el post de hoy puede resultar pretencioso, ególatra y bastante pedante, aderezado además con el toque de frikismo que tienen siempre estos temas. Avisados quedan, no obstante también decirles que una vez al año no hace daño, pero por si las moscas tengan a mano las bolsitas de papel que tienen delante de sus asientos.

Poco o nada se habla del poder que tienen los arquitectos. Ya nos gustaría tener superfuerza, poder volar, atravesar paredes y fulminar objetos solo con nuestra mirada, pero no, como mucho a lo que llegamos es a tener un medidor con laser y poco mas. No somos una especie de arquitectos mutantes, excepto los días posteriores a una entrega, que sinceramente parecemos cualquier cosa menos humanos.



Yo me refiero a otro tipo de poder, menos palpable y más visual, pero con la misma fuerza. No todos tenemos el mismo dominio sobre las materias que tocamos, somos diferentes afortunadamente. Tal y como pasa en las películas o en los comics, Hulk tiene una fuerza descomunal, pero le es imposible ponerse en vertical en una pared como hace Spiderman. En el mundo de la arquitectura pasa tres cuartos de lo mismo, hay algunos que tienen un super poder, otros tienen un poder destacable y otros tenemos un poder discreto, un micro poder … pero oye, es un poder al fin y al cabo.

Comencemos por señalar uno de ellos y a la par el mas importante: la capacidad que tienen la mayoría de los arquitectos de transformar el espacio físico, de cambiar un lugar por pequeño que sea, de organizar un kaos, en definitiva de cambiar la realidad, ya lo decía Álvaro Siza “Los arquitectos no inventan nada, solo transforman la realidad”. Analizándolo fríamente este es un poder acojonante, como de la nada, podemos crear algo, que será algo increíble o una auténtica porquería, pero oye, algo es algo, valga la redundancia.

Si uno se pone a pensarlo fríamente y salvando las distancias, este poder es asimilable al poder de un Dios, que si bien se necesitaron seis días para crear La Tierra, nosotros necesitamos dos meses para redactar un proyecto de una vivienda unifamiliar, siempre y cuando el cliente no sea muy caprichoso. Este poder se puede ver como una vitud, un don, o todo lo contrario, se puede ver como un arma de doble filo y que muchos compañeros se crean dioses, convirtiéndose no en super héroes sino en super villanos. No entienden o no quieren entender que hay vida detrás de un simple título universitario, que si, que nos faculta para hacer muchísimas cosas, pero que ni nos otorga la verdad suprema, ni nos coloca por encima del resto de profesionales.



A veces es como si tuvieramos el enemigo en casa, como la oveja descarriada, como el traidor en una banda de ladrones, un ángel caído ..., porque este poder te puede volver bastante tonto. Eso si, lo bueno que tiene es que te pone sobre aviso, quiero decir, que no es un poder oculto, sino que al tonto se le ve a la legua, y si encima el tonto es arquitecto pues daña la vista.

Green Latern tiene un anillo, Thor un martillo, Lobezno unas garras de adamantium, … y los arquitectos tienen una firma. En muchos casos no nos damos cuenta del poder que tiene eso, una firma, como algo tan sencillo puede acarrear tantas consecuencias, buenas, malas y nefastas.

Un gran poder conlleva una gran responsabilidad” le decía el tío Ben a Peter Parker, si bien la frase se la tomó prestada Stan lee a Franklin D. Roosvelt. En el caso de los arquitectos esa es la clave, la responsabilidad que colleva nuestro trabajo, que parece que nadie la ve, pero que está ahi ...y vaya que si está.



Siempre he defendido que los arquitectos cobramos mas por la responsabilidad que acarrea nuestro trabajo (mal cobrada por cierto) que por el trabajo en sí. Parece mentira que no nos demos cuenta del problema en el que nos podemos ver envueltos por el simple hecho de que tu firma aparezca en un documento técnico, convirtiéndote en el máximo responsable del mismo aunque no lo hayas hecho tu. Por eso antes de lanzar este poder, uno debe estar seguro de saber controlarlo y no utilizarlo a la ligera.

Si bien no tenemos visión de rayos X, si que tenemos visión espacial y eso si que está guapo. Cuando una persona normal y corriente se pega semanas recortando revistas de decoración y moviendo los muebles del salón al menos 20 veces para ver como queda la nueva distribución que ha pensado, a nosotros nos sobra con cinco minutos en la estancia para sacarle el máximo partido.

Cuando hay una junta de vecinos todos quieren saber tu opinión, eres el Boss. Cuando hay una parcela residual, de forma triangular y con no mas de 50 metros cuadrados, ya te las arreglas para sacar una vivienda de dos plantas. Cuando hay un problema en una obra, al primero que llaman para que le des una solución es a ti … Son tantos los poderes que tenemos que no nos damos cuenta de cual es nuestro límite, de hasta donde podemos llegar, y cuando uno se pasa ese límite suele convertirse en tonto, un arquitecto tonto.

No todo es maravilloso en el mundo de los super héroes, todo yin tiene su yang. Supermán tiene la kryptonita, una sola cosa que le debilitaba, en cambio nosotros tenemos unas cuantas: la administración, la propiedad, la contrata, algunos compañeros, etc. Las suficientes para desquiciarte y que con ello pierdas el poder que se te ha otorgado. No obstante prefiero quedarme con lo que pasa en el 95 % de las películas de este género, que al final se impone el sentido común, la profesionalidad, el buen hacer… en definitiva que al final siempre ganan los buenos.



Disculpen por la calidad de los fotomontajes, pero el poder sobre el photoshop no lo tengo dominado aún.

Espero que hayan disfrutado leyendo este post tanto como yo escribiéndolo. Un saludo.


@ruymangsicilia

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